—Entonces... ¿Habéis dormido bien? ¿No te duele nada, Caleb? —preguntó Cahal cruzándose de brazos y sonriéndoles. —Ayer estabas bastante indispuesto.
Aileen lo miró echando fuego por los ojos.
—Muy bien, Cahal —contestó Caleb repasando a Aileen con ojos hambrientos. —Ya no me duele nada.
—¿Qué le dolía, señor? —preguntó María untando los gofres de chocolate.
Daanna se aclaró la garganta al ver las marcas de los incisivos, ligeras, pero marcas al fin y al cabo, en sus cuellos. Aquella conversación se estaba saliendo del tiesto.
—Los huevos —comentó Menw haciendo que todos se partieran de la risa. —¿Perdón? —dijo María agrandando los ojos de una manera no demasiado inocente.
—Huevos —corrigió él. —¿Podría hacerme unos huevos fritos, también?
—Claro —contestó María achicando los ojos. —Señorita Daanna, ¿me acercas los huevos de Menw?
Aquel comentario tomó a todos desprevenidos y de repente estallaron a carcajadas. No se podían aguantar.
Aileen y Caleb |
jajajajajaajajajajajaja a que bueno tía jajajajaja xd!! quiero leermee ese libro!!! haber cuando lo consigo! xd
ResponderEliminarbesos!! :)