aLGo Que eSCRiBí Yo HaCe MuCHo

Muy buenos días lectoras, para aquellas que seguís mi blog de vez en cuando, muchas gracias jejeje. Hoy es un día algo nublado aquí y no hay muchas ganas de escribir algo, ya que hoy no me llega la inspiración. Os pondré una historia que escribí hace unos años. Espero vuestras opiniones y comentarios.

HiSToRia De EoWyN


Mi nombre es Eowyn, soy una ninfa de la raza de las náyades (ninfas del agua).Provengo del Reino Reghena, un reino destruido y masacrado, una raza extinguida y yo llena de odio vago por estos mundos en busca de venganza. Así empieza mi historia.........

Durante años el reino de Reghena a estado regido por el Rey Thanatos (elfo) y la Reina  Galadriel (ninfa), tenían 5 hijos Diandra, Ayorus, Alastor, Rowan y Eowyn. En el Reino de Reghena era por costumbre que a los hombres desde muy pequeños, se les entregara armas y aprender a usarlas, para así forjar su propio destino. A las mujeres del reino se les acostumbraba al arte de la curación, conocimiento de pociones y medicina. Todos acataban esas costumbres, solo una persona estaba desacuerdo con eso y así se lo hizo saber al Rey ¿Quién osaba plantarle cara al Rey y exponerle su negatividad a tener que aprender solo el conocimiento de curar, la magia blanca y el saber de curaciones? La rebelde Eowyn. 


(Relatando mí historia)

*Jamás estuve de acuerdo con mi padre que el hecho de que fuera mujer, me prohibiera el manejo de las armas. Yo quería estar preparada por si alguna vez había que entrar en batalla y proteger el Reino. Mi padre el rey siempre alegó que nuestro reino era un reino de paz, armonía, solo en algunas ocasiones, cuando reinos colindantes precisaban nuestra ayuda los guerreros de Reghena entraban en batalla. Como rebelde que soy, desobedecí las ordenes de mi padre e intenté apropiarme de un arma, pero me fue imposible. Mi Hermano Ayorus que conocía mis intenciones decidió darme a Natsuaya (espada corta, mango de piel de dragón) regalo de cumpleaños de mi padre. 
Esa espada aún me acompaña, con ella empecé mi entrenamiento a escondidas y observando a algunos guerreros. Y Como no, también tuve que aprender el uso de la magia para curar, pero no presté mucha atención, algo de lo que me arrepentiré siempre. Los años iban pasando y yo iba adquiriendo más experiencia, hasta que fui descubierta y delatada por Rowan a nuestro padre. Fui castigada y azotada por mi padre, como castigo estuve condenada a estar 100 días y noches confinada en mis aposentos. 

Eso no hizo que desistiera en el empeño de seguir aprendiendo y 100 días y noches después volví a blandir a Natsusaya la cual mi hermano Ayorus preservó para mí. Después de 5 años, llegó lo que tanto me temía, tenia 18 años y era la edad en que las jóvenes contraían matrimonio, algo a lo cual yo siempre he estado desacuerdo. Fui prometida a Lord Alden del reino de Khandor, en ese reino practicaban mucho la magia oscura, el arte oscuro eran expertos en eso. Yo me opuse a esa unión, pero fui doblegada y tuve que ceder, amenazada por mi padre de que si no aceptaba el compromiso, mis hermanos y madre serian desterrados del Reino de Reghena y condenados a vagar sin rumbo hasta encontrar la muerte.


Mi madre y hermana serian ultrajadas a ojos de todo el reino y despojadas de sus alas de ninfas y a mis hermanos se les privaría de sus armas. No podía creer que mi padre fuera tan cruel, pero no tuve más remedio que ceder no quería ver a mis hermanos y madre en esa horrible situación. El mundo de allí afuera era peligroso, pues yo veía a mi madre y hermana curar las heridas de aquellos guerreros que volvían de las batallas, todos ellos muy mal heridos.
El Reino era invisible, Reghena estaba oculto bajo un enorme lago, y todo aquel que debía salir fuera hacia un juramento de lealtad sobre el pilón central que aguantaba la cúpula de todo Reghena, de mantener en secreto donde estaba situado. Aquellos que incumplían el juramento eran castigados con pena de muerte, una muerte dolorosa y brutal a manos de Cephiro. Nuestro reino era tan secreto que en ningún mapa se hallaba su paradero, a ojos de los demás la raza de los Náyades no existíamos.


Me casé con Lord Alden contra mi voluntad, las mujeres náyades tenemos una regla que cumplir a rajatabla y es que solo podemos amar una vez. Yo no lo amé nunca, jamás le entregué mi corazón y eso a el le hacia hervir de furia el saber que mi amor nunca seria para el. Muchas noches salía a escondidas de palacio a mi lugar habitual para entrenarme con las armas, jamás dejé de hacerlo. Años más tardes di a luz a gemelos, 2 niños Demien y Draven, puede que no amara al hombre con quien me casé pero a mis pequeños los amaba con locura.


Cuando el descubrió mis huidas en la noche, olvido el pacto que tenia conmigo de que jamás me obligaría a entregarle mi cuerpo a cambio de que yo nunca revelara su secreto. Mi cuerpo fue ultrajado aquella noche y fruto de esa desgarradora noche mis hijos fueron creados. Me recluí durante casi 1 año y dejé las armas para criar a mis hijos, pues me debía a ellos ya que para su padre no existían pues habían heredado gran parte de mi.
Pero una noche algo me despertó, eran gritos desgarradores algo ocurría, cogí mi espada y salí de mis aposentos, no podía creer lo que vi al salir al torreón. Mi reino, todo el reino de Reghena en llamas, estaba siendo destruido, arrasado. 


Mi primer instinto fue ir a los aposentos de mis hijos para ponerlos a salvo pero ellos no estaban en sus camas, alguien se me adelantó pero.........los habían puesto a salvo? o los habían secuestrado? solo sé que ellos no estaban allí. Sentí una presencia en la puerta y giré, frente a mi se hallaba una figura de complexión robusta, pero oculta en la oscuridad a la cual no le distinguía los rasgos. 


Cuando fui a acercarme a aquel individuo, algo me paralizó, no podía moverme habían usado un conjuro paralizante contra mi. Aquella noche maldecía el no haber prestado atención cuando mi hermana intentaba enseñarme los conjuros básicos y contrarrestar sus efectos. Algo hizo que aquel hombre perdiera la concentración y el conjuro perdiera fuerza, en ese preciso instante conseguí sacar la espada y darle en el brazo haciéndole una profunda herida. De pronto todo a mi alrededor se nublaba y solo alcance a oír la voz profunda de un hombre que decía, que yo debía sobrevivir, para recuperar aquello más valioso que tenia en mi vida, a mis hijos y puede que algo más.

No se cuanto tiempo estuve dormida, solo sé que al despertar vi la peor imagen, mi reino arrasado, destruido ya no quedaba nada del Reino de Reghena, sus jardines, ríos, lagos todo estaba derrocado. Recuerdo que la ira acudía a mi cuerpo y creí enloquecer al ver los cuerpos inertes de la gente de Reghena. Todo cuanto yo poseía me había sido destruido, todo aquello que yo más amaba me había sido arrebatado de las manos de la manera más cruel. Busque durante días y días los cuerpos de mis hermanos y mis padres para lograr darles una digna sepultura, no había rastro de ninguno de los que habían atacado mi reino......ninguna persona desconocida que hubiera caído a manos de los guerreros de Reghena.

¿Cómo era posible? ¿Cómo descubrieron donde nos hallábamos? ¿Quién fue el traidor? Y Alden.....donde se encontraba?............miles de preguntas acudieron a mi en ese momento. Algo se movía a mí alrededor y detecte un fuerte olor, pero ese olor me era familiar, era Cephiro aquel a quien mi padre adiestró para ser un animal cruel y despiadado, cosa que no consiguió. Logró salvarse y se convertiría en mi más preciado compañero de viaje, al cual le confiaría mi vida sin dudarlo. Encontré los cuerpos de mi familia gracias a su ayuda y les di la sepultura correspondiente.....me lleve un recuerdo de cada uno.

De Diandra su bolsa con antídotos y pociones que siempre iba con ella, de Ayorus ya tenia a Natsusaya su espada, de Alastor la cinta dorada que llevaba siempre puesta en su frente con el símbolo elfico de la perseverancia, de Rowan media armadura sus coderas doradas, rodilleras y su capa. De mi madre el preciado amuleto verde que siempre llevaba puesto, pues me decía que dentro se ocultaba algo mágico, y de mi padre cogí lo más preciado, su espada, la espada de 7 picos de Reghena.


Con Natsusaya y Reghena en mis manos, ya podía marchar del reino, pero antes de marchar juré que nadie más volvería a profanar Reghena, me dirigí al pilar central y con ayuda de Cephiro la destruí, la bóveda comenzó a ceder. Vi como mi reino caía destruido, el Reino de Reghena realmente ya no existía. Una vez en la superficie miré al horizonte, no sabia a que peligros me enfrentaría ni que encontraría, ni que rumbo tomaría mi vida ahora.....pero si tenía algo claro.


Me dedicaría toda la vida si era necesario a encontrar a mis hijos, al traidor y a los asesinos de mi raza. Mi rostro yace oculto bajo una mascara que nunca me quito, pues los náyades tenemos un rasgo muy característicos, nuestros ojos son tan claros como el cielo y rostros angelicales, pero ¿de qué me servia a mi ese rostro angelical si la rabia y la sed de venganza me corroía? una mascara era lo mejor para guardar aquello que no deben ver y usé la capa para cuidar de que la gente no viera mis alas, ahora negras por el odio y teñidas de sangre por los de mi raza.


Llevo casi 10 años en busca de aquello que me fue arrebatado y buscando a un hombre con una gran cicatriz en el brazo derecho....... sé que voy por el camino correcto y que mi venganza por fin se verá cumplida y sellada por la sangre derramada de mi gente por mis espadas Reghena y Natsusaya. Que encontraré a mis hijos y a Alden pues no lo hallé entre los muertos... ¿seria él el causante de la matanza?....no lo sé pero si lo fue, morirá....aunque......eso signifique también mi muerte....el morirá por mis manos y mi reino como su gente, serán por fin vengados* 


¿ CONTINUARÁ ?.....

( no hay segunda parte, ni seguí la historia, dejo a las lectoras la opción de imaginarse un final o como puede seguir esta historia en sus creativas cabezas)